lunes, 11 de noviembre de 2013

VIAJANDO A GALICIA 1: 2013 Por la Ribeira Sacra y algo más

  1. La Ribeira Sacra y algo más
        Este verano hemos repetido Galicia, ese rincón al oeste del norte donde inicié mi independencia viajera, hace ya de eso algunos, (muchos) años. Llevamos un doble objetivo: La Ribeira Sacra, que no conocemos, y volver a recorrer algo de las rías bajas. Dieciocho años hace que no vuelvo, aquí me enteré que estaba embarazada de mi hijo,  y es mi cuarta subida.
         2 de agosto, viernes, calor que en el coche se soporta bien. Salimos a las 8,30 horas, vía de la plata, ojeada emocional desde el puesto de conducción a Villafranca de los Barros y recuerdos de mi padre. Tras una breve parada en nuestro habitual Cruce de las Herrerías, para reponernos con un cafelito y tostada con todo lo prohibido, continuamos camino y para otra ocasión quedará volver a visitar la interesante y recogida iglesia visigótica de Santa Lucía del Trampal en la cercana Alcuescar: http://www.arquivoltas.com/31-caceres/01-alcuescar.htm
Nos vamos alternando cada 2 horas aproximadamente y la autopista de la plata nos permite comer los ricos bocadillos que traemos preparados en Perilla de Castro, Zamora, frente al embalse de Ricobayo en el Club Esla. Después lo completamos con unos estimulantes cafés en el restaurante del club, Mirador del Esla, que por cierto tenían un menú por 9,5 € que pintaba bien.



Hacemos una parada en Tábara (Zamora), como un pequeño homenaje a León Felipe, y aprovechamos para ver el exterior de la buena iglesia románica que está junto al ramal del Camino Sanabrés a Santiago.

"Como tú, piedra pequeña..."

      Entramos en Galicia a los sones de Luar na Lubre, http://www.youtube.com/watch?v=ebQfJ5xSLD4
por la OU533,tierras del Concello de Bolos (Ourense), y ya que es temprano, sobre las 18,00, nos desviamos en una señal de la izquierda para visitar las Ermidas, una de las visitas previstas. Se trata de un santuario barroco encajado en la montaña junto a uno de los cañones que el río Bibei hace en su recorrido. El lugar merece la visita por la conjunción de naturaleza, arte y leyenda. Tiene un curioso vía crucis, fuentes y caminos, con una atmósfera de otro tiempo que nos atrapó. En la iglesia se rezaba el rosario en una penumbra interrumpida por algún díscolo rayo de sol. 




 Tras un paseo por los alrededores, con el gusanillo en vena de seguir el itinerario que estábamos adelantando y ayudados por la marcha de la música de Celtas Cortos, nos encaminamos a buscar el puente romano sobre el Bibei, en la zona de Trives y primo hermano del más conocido de Alcántara.
La información que teníamos hablaba que aún soportaba el tráfico de la N120 y allí nos dirigimos, pero era errónea esa información. Pero a cambio al desviarnos por Montefurado para volver a la carretera que llevábamos, cogimos una carretera particular de la Empresa de Luz/pantano del Bibei que conduce a Trives y nos permitió atravesar el cañón del río. La carretera estrecha, como todas las de montaña, con sus curvas y algún que otro bache, pero con unas increíbles vistas, para quien no conduce claro. Ya en Pobra de Trives, bonita población con aires de turismo veraniego de montaña, la estación invernal de Cabeza de Manzaneda está muy cerca, hicimos una pequeña parada y nos indicaron la dirección correcta para ver el buscado puente, que era la carretera que inicialmente traíamos, y efectivamente siguen pasando los coches por él, pero no en la N120 sino en la OU 636.
El puente, del siglo II, con la magnífica estampa de las ingenierías romanas, y con sus miliarios nos compensó su tiempo de búsqueda. 
 http://www.puentemania.com/2911



Ya sin más paradas, nos dirigimos a nuestro alojamiento en Castro Caldelas, adonde llegamos sobre las 20,00 h., ¡no está nada mal!. Fueron unas 12 horitas con visitas turísticas incluidas, pero no se había hecho nada pesado.
El pueblo en la parte más alta de las tierras de Caldelas, ofrece un bonito perfil, con sus casas de blancas galerías y la silueta del castillo.
http://www.castrocaldelas.es/index.php/gl/
La recepción del Hotel " me encanta la vespa"
El Alojamiento, Hotel Casas de Caldelas, inaugurado hace un año en un edificio del siglo XVIII, nos recibió acogedoramente: estilo rústico, muy cómodo y con detalles como el hervidor de agua con infusiones y café. ¡Qué gusto tirarte en la comodísima cama!.
http://www.hotelcasadecaldelas.com/ La habitación doble con desayuno: 50€, la habíamos reservado con unos 3 meses de antelación directamente en el Hotel, y que también la ofrece booking y otros buscadores. Habitualmente miramos Trivago y Tripadvisor
Deshicimos equipaje, una ducha y ligera vuelta por la zona de Cimadevilla junto al Hotel, para terminar con una reconfortante cena en el Restaurante de la Pousada Vicente Risco. Menú de 10€, variado, casero y riquísimo, con vino hecho por el propietario y ofrecimiento de orujo o licor de hierbas, ambos también de fabricación propia, según nos explicó el hijo que era quien atendía las mesas, tras el postre y café. Repetimos los tres días que salimos a cenar y al final felicitamos a la cocinera que era la mamma de este negocio familiar.
Y a dormir y descansar porque al día siguiente: sábado, nos esperaba el mercado quincenal, días 3 y 18 de cada mes, que se realiza en la Plaza de O Prado a la que se asoma nuestro Hotel y habitación, y a seguir turisteando.

Sábado 3. Nos despertamos acompañados por los sonidos de los montajes de los puestos. Los dos balconcillos de nuestra habitación dan a sitios distintos de la plaza, en la derecha un enorme tenderete de bolsos, e inmediatamente me acuerdo de Inma y de lo que disfrutaría con ellos. En el de enfrente una provisional carnicería nos ofrece la visión de unas cabezas de cerdos, saladas y vaciadas, que se balancean girando sobre sí mismas, me recuerdan las cabezas de camellos del mercado de Meknes, y aunque no me atraen, debe ser algo bastante valorado porque al final de la jornada no quedaba ninguna.



 Engolosinados con la visita nos duchamos y salimos a desayunar al Bar del Hotel, Casa Rubio, que está en la misma plaza y donde comenzamos a probar la bica, ese riquísimo bizcocho amantecado característico de la zona. Allí nos ponían el que hacían ellos, tostadas, zumo de naranjas recién hecho y un enorme café con el que casi no pude.Los kilillos de más están asegurados.
La visita comenzó por la parroquia de la plaza que estaba abierta, Nuestra Sra. de los Remedios, de estilo neoclásico y donde tuvimos como magnífico guía al párroco que nos enseñó detalles muy interesantes como la historia de su construcción, la cúpula ovalada, los interesantes relicarios traídos de otras parroquias y detalles del exterior. Tras agradecerle sus explicaciones, paseamos por el mercado, que no tenía mucho interés salvo los tenderetes que ofrecían herramientas de madera, recipientes de cobre de cocina y destilados y los 2 puestos de las pulperas que comenzaban a preparar las enormes ollas para cocer los pulpos, ¡todo un ritual!.
El pueblo es conocido por su castillo, con sus murallas y las dos sólidas torres: la del Reloj y la del Homenaje, y hacia allí nos encaminamos. El ayuntamiento ha instalado en él un pequeño museo arqueológico-etnográfico, la biblioteca municipal y un auditorio. Nos pareció muy interesante la visita y nos encantaron las amplias vistas que ofrecía la torre y el paseo de murallas. Su origen del siglo XIV, está ligado a la familia Fernández de Castro, aunque bien pronto pasó a los condes de Lemos, y fue testigo de la revuelta de los Irmandiños. En el siglo XVI se convierte en residencia palaciega. Está abierto de 10 a 14 y de 16 a 20, y la entrada es gratuita.
En el cercano cementerio, la Iglesia de Santa Isabel, renacentista del XVI, nos ofrecía su exterior, pero estaba cerrada a cal y canto.
      Antes de comer, iniciamos la ruta de los muiños, que comienza en un sendero a la derecha en la salida hacia Monforte. 
 http://www.guiasilbibeinavea.es/lugar04.html 
     El paseo es muy agradable y se viene a tardar una hora y media aproximadamente. Nosotros no llegamos hasta el final,  área recreativa de A ponte das Táboas,  porque a la mitad del senderillo fluvial nos volvimos, ascendiendo lo bajado por la hora. Hay que tener cuidado en el descenso porque nosotros en una bifurcación elegimos la que bajaba, que lleva hasta un salto de agua y tuvimos que volver a subir porque había que coger la que continuaba algo a la derecha hasta encontrarse con la carretera.
De nuevo en la plaza nos tocaba, bueno mejor dicho le tocó hacer cola en la pulpería junto al Bar Rubio, y yo mientras coger una mesa a la sombra con unas cervezas bien fresquitas: ¡placer de pulpo y cerveza!



          Pequeño descanso en nuestro hotel que teníamos bien merecido y a iniciar la ruta hacia la Ribeira Sacra, que aún nos quedaban muchas horas de sol.
       La primera parada fue para el abandonado y encantador Monasterio de San Paio de Abeleda, románico del S. XII que fue un importante centro monástico que se abandonó tras la desamortización y se ocupó en el XIX por la Casa de Alba, esa casa tan amplia en posesiones y “popularidad”. Nos recibió cerrado a cal y canto con unas evocadoras fotografías de personajes del lugar en el patio de entrada, y sólo pudimos ver el exterior de la iglesia de una sola nave, y algo del interior por el hueco de la cerradura. 



          La soleada y clara tarde nos permitió disfrutar, de mirador en mirador señalizados a lo largo de la carretera, de las magníficas vistas sobre el cañón del Sil, cubiertas ambas laderas por verdes viñas con un exquisito equilibrio en los bancales, siguiendo la ruta hacia el Monasterio de Santa Cristina, en Parada do Sil.



Este cenobio benedictino nos emocionó por la belleza del entorno y la majestuosidad de la arquitectura. Nos alegró la cuidadosa restauración que permite hacerse una idea de cómo sería este recóndito monasterio en su tiempo de uso. Buena idea la de tener abierto y cobrar entrada, 2€, para así mantener nuestro rico patrimonio. Su origen parece estar en el siglo IX, y la Iglesia es románica del XII, de una nave con crucero y cabecera con tres ábsides, que albergan capillas, y en la mayor se puede disfrutar de la decoración de pinturas del XVI. Su esbelta nave, formada por cinco tramos separados por arcos fajones apuntados, generaba profundidad. En la fachada un rosetón calado con pequeños arcos lobulados le proporciona iluminación. En el exterior una puerta románica da paso al bello claustro del XVI, del que sólo quedan dos pandas en pie y a las dependencias monásticas. La torre románica, que no es muy común en el románico gallego, se encuentra en el costado norte y ofrece unas bonitas vistas, que en su momento se utilizaron como punto de vigilancia y torre defensiva. Un paseo por los alrededores te sumerge en la tranquilidad que aporta la naturaleza que lo rodea.










En el cercano mirador del camping Cañón del Sil


nos tomamos un rico café, y de Paradas do Sil continuamos a Nogueira de Ramuín para visitar Santo Estevo de Rivas de Sil, uno de los Monasterios más importantes de Galicia, hoy convertido en Parador. Su origen parece estar en el siglo VI, pero es a partir del S. X cuando comienza su época de esplendor. La Iglesia es de estilo románico tardío, encontrándose en ella muestras de todos los estilos: gótico, barroco y neoclásico. En el siglo XIII, se construyó el claustro de los Obispos, llamado así por los 9 obispos que aquí se habían retirado huyendo de las luchas entre cristianos y musulmanes. En el siglo XVI y con la llegada de la orden Benedictina, se transforma y amplía, construyéndose otros dos claustros de estilo renacentista: el de los cabaleiros y el de viveiro. Pasa también a tener Colegio de Artes, hasta la desamortización del XIX. En 1923 lo declaran Monumento Nacional, y desde 2004, se ubica en él un Parador Nacional.
La iglesia estaba muy bonita decorada porque se había oficiado una boda, y tenía guirnaldas de flores que le daban un aire campestre. Su interior amplio, de planta basilical con tres naves y 4 tramos, con triple ábside en la cabecera, con los dos primeros tramos de estilo románico y los 2 siguientes de estilo gótico. Lo que más nos llamó la atención fue un interesante y bello retablo pétreo románico de forma pentagonal, con Xto y los 12 Apóstoles bajo arquerías, que está situado tras la reja en la zona del presbiterio y parece que pueda ser una pieza del tímpano de una portada. El resto de las dependencias se pueden visitar y la boda se estaba celebrando en dos de los bellos claustros, así que procuramos que se notara lo menos posible nuestra presencia.







         Buscando un enclave recogido, nos encaminamos hacia Esgos para visitar el Monasterio de San Pedro de Rocas, por la carretera OU509, que era más recta y rápida, aunque el desvío final al pasar Esgos es por un camino sin asfaltar. Quedaban unos tres cuartos de hora para que lo cerraran (abierto de 10 a 13,45 y de 16 a 20), así que hicimos una rápida visita al Centro de Interpretación de la Ribeira Sacra, en el que se hace un recorrido por el paisaje, la historia y la vida en los monasterios. En la 2ª planta hay un pequeño museo etnográfico dedicado al vino, los oficios y las tradiciones de la zona. La tienda tiene algunos objetos curiosos.
             El Monasterio más antiguo de la zona, declarado Monumento Histórico-Artístico en 1923, está unido a los inicios del cristianismo y al eremitismo. Su origen en el siglo VI, se recoge en la lápida fundacional que se encuentra en el Museo Arqueológico de Orense, y parece que pudieron aprovechar cuevas de la zona que posteriormente fueron ampliadas, en la línea de las iglesias rupestres. Estuvo un tiempo abandonado y es de nuevo utilizado en el siglo IX, cuando se le da el aspecto actual de una Iglesia con 3 naves excavadas en la roca, que se ilumina por una abertura en el techo de la nave central. Posteriormente se amplió con una nueva nave. En la capilla de la izquierda hay restos de pinturas al fresco de los siglos XI-XII y en toda la iglesia el suelo se encuentra excavado en la roca con sepulcros. El campanario, del XV, se encuentra en el exterior, y está situado en la parte superior de una enorme formación rocosa. En el paseo por los alrededores se encuentra el espacio que se utilizó como cementerio parroquial y bajando desde allí se llega a la fuente de S. Bieito también excavada en la roca. Tuvimos suerte porque la pudimos visitar en soledad, lo que se agradece en esos espacios que piden silencio. Las magníficas vistas y la exuberante vegetación que lo rodea nos recordó que este fue parte del enclave donde se movió Romasanta, el terrible asesino llamado el hombre-lobo. No pudimos dejar de acordarnos de las iglesias rupestres del Valle de Valderredibles ( Alto Ebro y montaña palentina) y de la Iglesia de los Santos Justo y Pastor en Olleros de Palencia.





La bajada a la fuente
http://www.turgalicia.es/ficha-recurso?langId=es_ES&cod_rec=5218&ctre=33
Cuando volvíamos llegaba una excursión, ¡por los pelos!. Ya en el coche enfilamos de vuelta a Castro Caldelas por la C-536, que ya se había visto bastante y se hacía preciso descansar. Pero bastante es una palabra que a veces desconocemos, así que al ver una señal de “puente romano”, se encendió la bombillita del desvío y llegamos a Vilariño Frío, donde han acondicionado la “ruta romana de Vilariño”, un paseo animado por imágenes e información sobre el mundo romano que nos lleva al sencillo pero encantador puente sobre el río Mao. Entrecomillo lo que indican en la ficha de turgalicia “ Puente sobre el río Mao, de origen romano por su proximidad con un miliario romano perteneciente a la famosa "Vía Nova" de Caracalla. Consta de tres arcos semicirculares de luces distintas y bóvedas de medio punto. Arcos constituídos por sillares de labra muy esmerada y sentados "a hueco". Estado de conservación bueno excepto la falta de pretil, de dos guardarruedas y de un par de sillares en el remate del tajamar. La construcción actual es probablemente del s. XVII por sus características constructivas: dovelas,  irregularidad del trasdós, moderado ancho de la calzada, tipo de sillería, alzado y planta de los tajamares y rasante alomada.”



Tras el agradable paseo, nos paramos en el cruce del pueblo en un Peto de Animas, manifestación del culto a los muertos, que suelen ser sencillos monumentos populares asociados a la idea del  purgatorio. En  Galicia se suelen encontrar en caminos, encrucijadas, atrios de iglesias, etc.
 Cuando llegamos a nuestro pueblo estaba acabando  un concierto de gaitas, así que nos fuimos a la  reconfortante ducha, para después encaminarnos al restaurante que habíamos adoptado, esta vez para repetir el rico caldo gallego y truchas de la zona, y ternera asada. La cama nos recibió con alegría.



Domingo 4. Tras el rico y abundante desayuno en Casa Rubio, salimos en dirección a Monforte de Lemos, que nos recibió con mañana de domingo, clara y soleada, con ese agradable y sosegado ritmo que ofrecen las pequeñas ciudades en días festivos: paseos por el parque, niños jugando, barcas y piraguas preparadas en el río Cabe, y un mercado artesano que se estaba montando. La primera visita fue en el Campo da Compañía al Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, o Colegio de los Jesuitas, también llamado del Cardenal, por D. Rodrigo de Castro, Arzobispo de Sevilla que fue su fundador. De 1590 a 1622 se prolongó su construcción que fue dirigida por Andrés Ruiz, posteriormente por Juan de Tolosa y en1602 Simón de Monasterio se hace cargo de las Torres y el Claustro. Los jesuitas tuvieron en él un Real Seminario de Estudios y Colegio de Humanidades que fueron clausurados con la expulsión de la Orden, y en la actualidad lo ocupan los escolapios. La gran fachada de estilo herreriano, le dicen el Escorial Gallego, preside de forma majestuosa la plaza e invita a que nos acerquemos. La iglesia es de planta rectangular con nave-salón a la que se abren cuatro capillas a cada lado, gran bóveda de cañón y una hermosa cúpula de media naranja que cubre el crucero. El retablo, sin dorar, de Francisco de Moure y la estatua manierista, del cardenal fundador, de Juan de Bolonia, nos parecieron lo más relevante. La gente iba llegando para la misa por lo que no nos fue posible visitar ni la sacristía ni los patios, ¡otra vez será!. 
 

El agradable parque
Antes de que apretara “la calor” fuimos hacia el castillo, el otro elemento que caracteriza a Monforte, atravesando la ciudad, con una rica parada en el mercado que los domingos abre una zona anexa para venta por sus productores de alimentos naturales: Ricos panes, quesos, embutidos, empanadas, tartas variadas y todas apetecibles. Ufff, ¡qué difícil elegir!. Al final nos fuimos con unas buenas raciones de empanadas de bacalao, seguro que muy buenas pero no como las de nuestro amigo Pepe, un queso de cabra del único productor que hace en Galicia queso de este animal, el resto lo hace de vaca, y tarta de almendra para la excursión de mañana o para cuando se encarte.





El casco de Monforte está muy alterado, apenas guarda uniformidad, y poco a poco fuimos subiendo hasta el castillo, que domina la ciudad desde lo alto del cerro, sobre lo que fue el castro de Dactonio. La parte alta de la ciudad es la que nos pareció más interesante, formaba parte de la antigua judería, y conserva el regusto medieval, pudiéndose acceder al castillo por la puerta Nova (S.XV), o por la de la Alcazaba (S.III).





Como otros castillos de la zona, éste tiene su origen en el S.XII y estuvo ligado a los Condes de Lemos, en la actualidad el condado de Lemos forma parte de la Casa de Alba, ¡un elemento más para el patrimonio de esta familia!
Se construyó durante los siglos XIII y XIV, y también fue escenario de la revuelta de los irmandiños quienes destruyeron la fortaleza y, como ocurrió en Castro Caldelas, cuando el poder señorial se volvió a instauran fueron obligados a reconstruirlo con su trabajo y dinero. Dejo un enlace para saber algo más de esa interesante revuelta:
En el siglo XVII el castillo es pasto de un incendio que provoca grandes destrozos siendo restaurado posteriormente. Lo que mejor se conserva es la exenta Torre del Homenaje, a la que se puede subir para ver las esplendidas vistas que vio mi marido porque yo, con el calor que ya hacía y con ligeras molestias en la rodilla “impropias” de mi edad, me quedé sentada tan ricamente en la Iglesia del antiguo Monasterio de San Vicente del Pino disfrutando de su estructura y decoración.
El edificio del palacio condal alberga parte de las dependencias del Parador de Turismo, completándose con dependencias del adjunto Monasterio. En el parador se pueden visitar las dependencias comunes, con el antiguo claustro.




 El Monasterio de San Vicente del Pino, fue fundado por orden benedictina en los siglos XI-XII, reconstruyéndose en el XVI, perdiendo poco a poco su importancia hasta ser abandonado. En 1929 volvió a ocuparse vinculada al Monasterio de Samos. La iglesia, preparándose para la misa y para una comunión, nos permitió tiempo para recorrerla. Nos gustó la portada renacentista y el grupo de hombres mayores sentados frente a ella en tranquila observación de quienes venían y llegaban. El interior es de estilo gótico de transición con una cubierta de bóvedas estrelladas. El altar, recargado como es típico del estilo churrigueresco, tiene una buena pintura sobre el martirio de San Vicente. Otros elementos interesantes son el coro y el sepulcro del S.XIV del Abad D. Diego García, que recuerda el episodio de la mitra caldaria.



Dejo un enlace con la leyenda de la corona de fuego vinculada al abad http://www.jrcasan.com/MONFORTE/pasadizo/pasadizo.htm
Dejamos a los parroquianos con la celebración y bajamos de nuevo hasta el río, lo no visitado en otro viaje se andará.




Nos fuimos a la cercana Bóveda, pensando equivocadamente que la interesantísima iglesia de Santa Eulalia de Bóveda estaba aquí, y no, está muy cerquita de Lugo, así que será inevitable volver para verla.
Con la hora algo ajustada pudimos llegar a Ferreira de Pantón, donde se encuentra el Monasterio Bernardo femenino de Santa María de Pantón, único monasterio en la zona que mantiene la vida claustral. A pesar de que no era hora de visita, está abierto de 11 a 13 y de 16 a 18, una amable monja nos enseñó el encantador claustro del XVI, y la bonita y recogida iglesia románica del S XII, con una nave y cabecera formada por presbiterio y ábside semicircular, con ricos capiteles en el interior y exterior, que indican que su construcción fue anterior a que pasará a la orden del Cister, por la austeridad que caracteriza a esta Orden y que aquí no se percibía. No pudimos dejar de comprar algunas de las exquisitas muestras de repostería que elaboran.







En el cercano castillo de Maside, nos fue imposible ver nada, aunque es un BIC, y por tanto tendrían que tener obligación de enseñarlo un día a la semana, otra negligencia de las Delegaciones Provinciales de Cultura en todas las autonomías para hacer cumplir la ley. Ni se enseña ni se puede ver bien desde fuera porque lo tienen rodeado con un muro y vegetación de tal forma que hace imposible su visión, al menos algo pudimos ver de la magnífica ventana plateresca.

El calor apretaba y nuestra intención era continuar hacía la orilla derecha del Miño, a visitar el monasterio de Santo Estevo de Atán y allí comer algo de lo que llevábamos, pero se interpuso en nuestro camino “el corredor verde”, esa carretera directa entre poblaciones importantes, que no es autovía e indica indica mal las salidas. Cuando vimos que nos dirigíamos directos a Orense nos desviamos hacia “Os Peares”, al menos para llegar donde se juntan el Sil y el Miño y allí decidir.
En Os Peares la cosa se complicaba porque por obras estaba cerrada la carretera que lleva por el margen derecho del Miño, así que aparcamos como pudimos junto al puente de la escuela de Eiffel para ver al menos el punto de la unión del Sil con el Miño: “El Miño lleva la fama y el Sil lleva el agua”.



Empezamos a manifestar síntomas de cansancio y de agobio, por las malas carreteras, el calor y el hambre que empezaba a hacer presencia, así que tras la típica discusión de todo viaje nos fuimos por una endiablada carretera al Monasterio de San Vicente de Pombeiro, uno de los lugares más encantadores de los que hemos visitado. La iglesia, de los S. XII-XIII, http://www.turgalicia.es/ficha-recurso?langId=es_ES&cod_rec=6385&ctre=31  , cerrada como era de suponer, tiene un buen románico en su exterior, con unas bellas portadas, y  explanada con crucero.  Tiene una especie de terraza delante de la iglesia cubierto de viñas que se descuelgan por la ladera hasta el río, en una visión que te hace olvidar la carretera, los enfados y te engancha a la vida y a la capacidad de disfrutar y de emocionarte con la conjunción arte-naturaleza.


Esta foto es del Blog http://bruja-larosadelosvientos.blogspot.com.es

No comimos allí, aunque lo deberíamos haber hecho con nuestras compras del mercado, pensamos que en Os Peares encontraríamos algo abierto, nos pudo la imagen de vernos tomar la cerveza bien fría que la garganta reclamaba, y lo había pero… no era lo que buscábamos, aun así nos tomamos la cerveza, que no estaba tan fría, el sitio era oscuro y mejor no mirar mucho, la ración de costillas de cordero que era lo único que tenían nos la pusieron sin calentar, frías, escasas y encima nos clavaron de manera inmisericorde. No recordamos ni el nombre pero estaba en la calle/carretera, que va del puente a la salida, tras la primera curva en la parte derecha y es para no parar. 
Cruzamos a la orilla izquierda del Miño en dirección a Chantada. No recomendamos este itinerario: largo, pesado, con curvas y mala carretera, si tenéis poco tiempo. Como todo también tuvo sus elementos sorprendentes e interesantes: 1) En el desvío- bajada a la Iglesia de San Xoan de Covas, hubo un momento que por el mal estado y estrechez de la carreterilla-sendero, desistimos de seguir bajando y tras mucha dificultad mi conductor favorito pudo dar la vuelta, y en la subida se nos atravesó un cervatillo que seguramente bajaba a beber al río; 2) En San Estevo de Chouzán tuvimos una bonita vista de los meandros del Miño, en un entorno tranquilo con construcciones populares.












            Teníamos que seleccionar qué ver, y decidimos no parar en Chantada, y tampoco nos desviamos a la Bodega recomendada por los primos, Paco y Cristina, porque al ser domingo estaba cerrada: Bodega Vía Romana. Otro motivo para volver y ya están siendo muchos.
            De nuevo en la margen derecha visitamos dos magníficas iglesias, dejando el resto de las que recomendaban para no saturarnos. Con las mismas dificultades que por la mañana nos vimos en el corredor verde, del que pudimos al fin salir y encaminarnos a Santo Esteban do Ribas de Miño, en un lugar espectacular, con vistas sobre el río. La iglesia  es de un elegante románico compostelano, que aunque tiene poca perspectiva para verla de frente por las casas tan cercanas, nos entusiasmó por su esbelta y bella portada, con las figuras de músicos dispuestas radialmente en el tímpano y su gran rosetón. Buen sitio para parar, descansar, y ojalá en otra ocasión podamos verla abierta.

           El otro desvío fue para visitar San Paio de Deimondi. Las carreteritas que enlazan una aldea con otra son con como una tela de araña, difícil de dominar y comprender, de ahí que lo mejor que se puede hacer, además del GPS, es preguntar a los paisanos para que indiquen el camino. No podría decir cómo llegamos, pero lo hicimos y fue otro momento de placer. San Paio, románico del XII al XIV, tiene una bella fachada tripartita, con una portada abocinada con hermosos capiteles historiados.




En el regreso intentábamos visitar en Escarión la Bodega Moure pero la dirección que indicaba el folleto se encontraba cerrada y sin información,  igualmente en  el teléfono de contacto respondía con un contestador, así que nos desviamos a la cercana iglesia románica de San Miguel de Eiré, de bello porte y detalles en su portada y canecillos.




Para terminar el día decidimos que lo mejor que podíamos hacer era irnos a ver atardecer tranquilamente a cercana playa fluvial del Cabo do Mundo, y en la curvilínea bajada nos encontramos con la sugerente iglesia de San Martiño de Cova, bellamente asomada al río Miño y con el anexo cementerio con actividades  de limpieza y pintura.



Al salir nos dimos de frente con Adega Moure, o Abadía da Cova, que también así se llama, la bien buscada y que tiene sus bodegas en este lugar porque el que indican en el folleto es el de las oficinas. Aunque estaba en horario de cierre nos permitieron visitarla, porque los propietarios con unos amigos  se encontraban allí,  tranquilamente sentados fuera, bebiendo y charlando frente a la espectacular vista del Cabo do Mundo, ¡idílica la visión!.  Recomendamos la visita y los vinos de la característica uva mencía de la zona que compramos, y que ya han sido degustado casi todos: el vino de autor que ha sido premio 2013 en Cinve, el de barrica y el tinto joven del año, y por probar un vino blanco albariño que hacen mezclándolo con uva godello, y que nos ha encantado, lastima de no haber comprado más, pero podemos pedirlo.






La atmósfera, la luz del atardecer y los vinitos probados nos dejaron en el mejor de los ánimos para bajar a la playa y ver atardecer sobre el Miño, desde un agradable Bar-tapería, con un buen queso de la zona que acompañaba bien al vino.  La playita debió estar bien llena por las buenas temperaturas, pero cuando llegamos ya quedaba poca gente que se iba marchando poco a poco de este encantador lugar.



Esa noche no salimos a cenar, picamos  en Hotel algo de lo comprado y a descansar que el día había sido intenso.
Para una información general de la zona:

Lunes, 5, nuestro último día en la Ribeira Sacra. Lo primero que teníamos previsto es visitar el cercano Monasterio de San Xoan de Camba en Piñeiroá, y de nuevo nos vimos buscando las carreteras comarcales que unen las aldeas. El lugar es muy agradable, un prado con la hermosa iglesia, por supuesto cerrada, que se ha ido vistiendo de los sucesivos estilos en que le hacían las reformas. Fue uno de los monasterios gallegos más antiguos, y con la particularidad que era dúplice, es decir que convivían mujeres y hombres. El ara romana y la bella ventana germinada de estilo mozárabe que veníamos buscando se encuentran en el Museo Arqueológico de Orense. Al ir a marcharnos nos encontramos con un señor que nos contó que había emigrado a Nueva York, donde seguía viviendo, y que sus hijos eran neoyorkinos bien adaptados, pero que él, y ahora más que estaba jubilado, necesitaba venir de vez en cuando para conectar y sentir la tierra, sacar las vacas de su hermano y respirar este aire, ¿comprensible verdad?. 



Seguimos hasta la aldea de O Burgo en la que buscábamos la Iglesia de la Asunción, de un bello románico-gótico, muy bien adornados sus canecillos con figuras antropomórficas y con dos portadas de origen románico pero ya apuntando al gótico, y en la cegada puerta del lado sur dos lobos en el tímpano. Pudimos visitar el interior gracias a una amabilísima señora que nos vio desde su balcón y que se encarga con otras mujeres de cuidar y limpiar la iglesia, todo de forma voluntaria. Aquí como en otros lugares se quejaban del deterioro de la iglesia y de la falta de apoyo económico tanto del obispado como de la Xunta, y que cuando ellos recaudaban dinero para acometer alguna obra urgente, por ejemplo que se estaba cayendo el murete perimetral del exterior, desde patrimonio le negaban hacer la obra por los estudios técnicos necesarios, y a veces se caía lo que podía haber sido solucionado. Esa lamentable situación se repite en este y en otros lugares de nuestra geografía. Un interior muy limpio, con pinturas al fresco en mal estado en la bóveda de la capilla del Carmen, y en el que se notaba el mucho cariño que le pone el vecindario, nos dejó un sabor agridulce por el abandono al que está sometido gran parte de nuestro rico patrimonio.




Dejo enlace a un blog donde explican la importancia que tuvo el lugar http://diazelvis.blogspot.com.es/2013/08/igrexa-de-san-xoan-do-burgo-monasterio.html
Nos despedimos agradecidos a la señora para ir al Forno do Pobo, una interesante construcción donde en el pueblo hornean el pan, empanadas o lo que se tercie, que no pudimos visitar porque estaba en obra la calle que llevaba a él y no podíamos pasar por unos tractores, así que nos fuimos hacia la cercana aldea donde se encuentra la capilla de San Pedro, que como es habitual estaba cerrada a cal y canto, en un tranquilo lugar.



      Camino del Monasterio de Montederramo, paramos en el prado de Pedrouzos, donde el día anterior se había celebrado la romería de la Virgen de las Nieves, a la que llevan y traen de la iglesia de San Mamedes en la aldea a la bonita capilla de Nosa Sra. das Neves. Construcción con una sencilla portada barroca con elegante y esbelta espadaña, con pináculos troncopiramidales a ambos lados que ayudan a guardar el equilibrio de formas. Bajo la veleta nos gustó mucho los grabados en forma de espiral de tradición celta. Tras el bullicio, el lugar presentaba su imagen más solitaria y tranquila. Estos paseos aldeanos son de los que más nos gustan y nos transmiten el sentir y espíritu de estas tierras.



Aparcamos junto al Monasterio de Montederramo. ¡Impresionante estampa por su tamaño y formas! El origen del Monasterio se remonta al siglo XII, y perteneció a la Orden del Cister, lo que ayudó a poblar y labrar estas tierras. La iglesia tardorrománica fue totalmente sustituida en el S. XVI, con proyecto de Juan de Tolosa, terminando las obras en 1607. Nos quedamos impresionados con su portada monumental de grandes proporciones, pero austera en decoración. Al verla cerrada nos dirigimos hacia un arco por donde se adivinaba un bello claustro renacentista, por si allí estaba una puerta menor, ya que los horarios de las guías indicaban que debía estar abierta. Disfrutando con lo que se nos ofrecía, pudimos ver que una familia que salía cuando llegamos, iban hacia la iglesia con una señora, así que rápidamente volvimos a la puerta y la guía nos unió al pequeño grupo. Para visitarla hay que dirigirse al Ayuntamiento, se paga una pequeña entrada, de 2€. Cada vez nos parece mejor que cobren algo por entrar, lo que repercute en poder ver los interiores y que se contribuya al empleo de alguien. El interior nos hizo exclamar un ohh! admirativo, por la bella y armónica factura de sus amplias y esbeltas naves. 



La iglesia de cruz latina combina el estilo renacentista, pilares estriados rematados con capiteles y pilastras jónicos, con bóvedas de crucería góticas. Subimos al coro desde donde se podía apreciar bien la majestuosidad del edificio y también cierta inclinación en algunas de las paredes laterales debida al terremoto de Lisboa. El retablo fue restaurado por última vez en 1996 y parece que algunos vecinos no están muy conformes en cómo quedó. Numerosas lapidas, como es habitual, se repartían por el suelo. Nos indicó la guía que el lugar llegó a estar muy abandonado, con saqueos y otros usos por lo que se dañaron e incluso desaparecieron parte del coro, retablos, figuras e incluso afectaron a los muros, de ahí que el esfuerzo de la restauración haya sido considerable. En una de las obras realizada apareció una ventana románica que se puede ver al salir por el lateral hacia el claustro reglar.



Tiene el Monasterio dos claustros. El más antiguo y comunicado con la iglesia, es el procesional reglar, de estilo ojival, con arcos semicirculares por lado y bóvedas estrelladas. El cuerpo superior tiene arcos y ventanas en estilo renacentista y barroco. Pero lo que más nos gustó de este claustro es que funciona como patio de un Colegio que fue la función que acogió este lugar tras la restauración de los años 80, de ahí que esté acristalado tanto los arcos como la cubierta. La zona interior son las clases, y podíamos ver los dibujos y mesas de ese alumnado con la suerte de poder  disfrutar de ese lujo de espacio, y claro nos acordamos de nuestras amigas maestras; la prima Cristina, Carmen Mira, Estrella … En este lugar se rodó la película “Los girasoles ciegos”, basada en la dura, triste, conmovedora e imprescindible novela del mismo nombre de Alberto Méndez.



              
Amplia y monumental también la escalinata y la buena sacristía.
El segundo claustro que es el que comenzamos a visitar cuando llegamos, y al que volvimos, recibe el nombre de la Hospedería o Portería, por ser el que daba entrada. Es un bello ejemplo del renacimiento, y ofrece buenos medallones y escudos esculpidos en las enjutas. Aún no ha podido el Ayuntamiento hacerse con la propiedad de este claustro, como ha ido haciendo con el resto de edificios, ya que se encuentra en manos de varios particulares que tienen sus viviendas en la parte superior, no todas habitadas y algunas en estado de bastante abandono, incluso se podía ver como una parte de la zona baja era el almacén de botellas del bar que se encuentra en el exterior. 


 


La iglesia no está siendo utilizada habitualmente por el obispado, que nos refierieron ha preferido una iglesia moderna sin ningún encanto, lo que parece que no gusta a la gente del pueblo. Nos despedimos de la familia y del hijo que tan atento había seguido la visita, a sus 8 ó 9 años, y de la guía a la que ya estaban esperando otro grupito.
Antes de salir en dirección al río Mao, en un cercano supermercado compramos varias cosas para completar la comida: pan, chorizo ahumado de buena pinta, y cervezas bien frías.
Una vez que salimos a la OU-536, nos desviamos a la izquierda por la 530 hacia Cristosende, y al pasarlo en dirección Parada do Sil. Después del km.47 se cruza un puente por encima del río Mao, y a unos 400 m. se toma una pista asfaltada a la derecha que lleva a la antigua central hidroeléctrica,  restaurada y convertida en el agradable albergue, centro cultural y bar "Fábrica de Luz", donde se puede aparcar y comenzar la ruta que a través de pasarelas de madera nos lleva por el descenso del río Mao en dirección al Sil. Es una ruta cómoda y fácil, de unos 3 km ida y vuelta, la mayor parte sobre una pasarela de madera, que permite bonitas vistas sobre el río. Cuando termina la pasarela se continúa por un senderojunto al río hasta un desvío a la izquierda que sube al pequeño pueblo de Barxacoba, desde el que se podrá ver el Cañón del Sil y volver por la carretera al punto de partida, o como hicimos nosotros por el mismo lugar. Las escaleras de los desniveles son cómodas y en una de ellas aprovechando la sombra de la abundante arboleda, nos paramos a comer la empanada de bacalao, que estaba muy rica, y algunas de las cosas que compramos. No nos cruzamos nada más que con una pareja, y al llegar al río estaba un grupito dándose unos chapuzones de lo más refrescante en unas pozas.









A la vuelta tras ver una exposición que había en el interior del albergue, nos tomamos en la cantina una cervecita y un  café acompañado por una rica tarta, y es que con el dulce no tengo remedio. La restauración nos pareció muy acertada.
Dejo también el enlace con el Albergue-Cantina-Centro Cultural da Fábrica da Luz http://afabricadaluz.com/

Llenos de energía con el baño de naturaleza, que no de agua, nos dirigimos al embarcadero de Doade, en Sober para hacer la típica ruta en catamarán por el Sil. Las rutas salen a las 11,30, a las 17 y a las 19, y el billete cuesta 9€. Es una ruta que en este tramo o en el de Nogueira de Ramuín hay que hacer por las hermosas vistas del Cañón en las dos orillas, la de Lugo y la Orense. Las 2 horas que suele durar se nos hicieron un poco pesada al final porque tienen que ir muy lentamente y por el sol que ese día pegaba bastante, por lo que no hay que olvidarse de llevar protector solar si se quiere ir en la parte superior en días soleadoa.  Las perspectivas son impresionantes y nos gustó ver la desembocadura de los dos ríos que habíamos seguido andando parte de su recorrido: el Edo o Caldelas y el Mao, y sobre todo esas laderas de viñas descolgándose hacia el río, en los bancales o “socalcos”, que se comunican en el mejor de los casos mediante unos railes, que suben y bajan las preciadas uvas Mencía (tinto) y Godello (blanco). Las viñas la trabajan de la forma artesanal que ya utilizaban los romanos, orientando las terrazas al sol para que conserven todo el calor durante la noche y puedan protegerse de las heladas, con pendientes que a veces dicen que se aproximan al 100%, y son todo un prodigio de tesón, constancia, mimo y riesgo.










Salimos a las 19,00 horas y nos quedaba aún algo que queríamos visitar: la alfarería de Gundivós, en Sober (Lugo). Esta característica cerámica de color negro, muy utilizada en bodegas  por creer que mejoraba el vino, tiene ahora fundamentalmente una función decorativa. La olería está situada en un marco incomparable, la rectoral de Gundivó, un edificio del S. XVIII restaurada por un joven de la zona, Elías, que decidió dedicarse a lo que se había dedicado su abuelo y la ha convertido en taller y museo: paredes de adobe y paja, mobiliario y muestras de los distintos cacharos de cerámicas. El alfarero la sigue haciendo al estilo tradicional, en torno de rueda baja, que hay que mantener girando con impulsos de la mano, arcillas de la zona cocidas en horno de leña, y ahumando las piezas para ennegrecerlas, el color típico de esta producción, e impermeabilizándola con resina de pino, derritiendo la pez con fuego de carqueixa antes de verterla dentro de los cacharros. Siguen teniendo la misma decoración que llevaban las ánforas romanas que salieron de aquí y terminaron en el Testaccio romano: “bincos y bigotes”. El patio exterior con un bello emparrado es el lugar que se utiliza en verano para trabajar. Después de comprar unas piezas, algunas para regalar y una para nosotros, (que no sé dónde voy a poder poner, pero cómo no llevarme algo), nos despedimos del alfarero felicitándole por su trabajo, tan en peligro de extinción. 
Rectoral de Gundivós






Ya sólo nos quedaba volver a Castro Caldelas, hacer las maletas y despedirnos con una buena cena en el Vicente Risco, un último paseo nocturno por la zona del castillo y a dormir.

6 de Agosto, martes. El día como en consonancia con nuestra pena por irnos, estaba lluvioso y nublado, y es que siempre se necesitan más días y se dejan cosas para volver. Compramos algunas cajas con la bica de Casa Rubio, para darnos un homenaje en casa y para regalar.Tras el desayuno nos despedimos de la amabilísima dueña del Hotel, que nos ha parecido muy recomendable y con una buenísima relación calidad/precio, excepto para quienes no puedan subir escaleras porque no tiene ascensor.



Rumbo a Allariz, teníamos alguna parada prevista y surgieron otras en el camino. La primera la hicimos para visitar lo que queda del Monasterio de Santa María de Xunqueira de Espadanedo, refundado en el S XII y unido como filial cisterciense al de Montederramo que ayer vimos. En la calle principal nos encontramos con la fachada neoclásica y la portada barroca que permanecen en pie, espacio ocupado ahora por el Ayuntamiento, Biblioteca y Centro de Salud. La iglesia,  a la que accedimos a través de un arco, tiene portada barroca de tendencia neoclásica que sustituyó a la inicial románica, pero el interior conserva su primitivo estilo románico-gótico, planta basilical de tres naves y triple cabecera absidal, todo en el estilo austero del Cister, con algunas decoraciones de tipo vegetal. La pudimos ver a través de la gran reja de madera que separa la entrada del cuerpo del templo. El altar también románico tiene un buen retablo manierista de Juan de Angés “el Mozo”, e inevitablemente me acordé de Jaime. En el exterior destacan las puertas románicas del norte, cegada pero en buen estado, y la sur que descubrimos cuando pasamos al interesante claustro, del que se han conservado tres alas, bajo el piso. Este magnífico claustro reglar de estilo renacentista en tres cuerpos, ha podido ser recuperado en las recientes reconstrucciones. El paseo por su espacio nos permitió ver las ventanas del templo románico y unos curiosos relojes de sol. ¡Qué envidia, qué buen espacio el del Ayuntamiento para trabajar en él!













No pasamos por Niñodaguía, otro gran centro alfarero para no tentarnos, y continuamos hacia Maceda en el que tampoco visitamos su castillo. Camino de Xunqueira de Ambía, vimos al pasar en una aldea una indicación de iglesia mozárabe y es de imaginar que hicimos “stop” cuando pudimos y vuelta. La iglesia, muy cerca de la carretera, pasa desapercibida porque está atrapada entre varias casas y es de proporciones muy modestas. Una señora a la que preguntamos nos indicó la casa que está enfrente y que nos la podían enseñar, pero no abrían. Cuando estábamos  pensando en marcharnos llegó un señor que no sólo la abrió sino que nos informó estupendamente de todos los detalles y de muchos otros de ese pueblo. La iglesia es de estilo prerrománico del S. IX o X, de tradición visigótica, pequeña y de una sola nave con el ábside rectangular. Se conservan restos de arcos de herradura por los que se accedería a las capillas del ábside, y tres maravillosas ventanas de tipología mozárabe. Un ara romana votiva que podría haber estado dedicada a las ninfas protectoras del agua es el soporte del altar, tienen también una bonita talla románica de un crucificado y restos arqueológicos de lo que los vecinos de forma voluntaria van rescatando de obras y particulares. Por cierto de nuestro amable guía deducimos por sus explicaciones que era alguien  que podía estar relacionado con la docencia y el patrimonio. 






La iglesia fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1931 y dejo un enlace, que me parece encantador, de la descripción que de ella hace la Real Academia Galega. http://www.realacademiagalega.org/imaxin-boletins-web/paxinas.do?id=2749&d-447263-p=1
Tras subirnos por una escalera al porche de entrada de una casa deshabitada y abandonada que está pidiendo ser derribada, pudimos disfrutar de la visión del ábside, del conjunto de la parte trasera y las deliciosas ventanas geminadas. 



Dimos un pequeño paseo por este pueblo, tal como nos fue recomendado, y en el que se conserva muy bien el tipo de construcción, pavimento y atmósfera rural, notándose que hay una intención clara de los vecinos en que las reconstrucciones y reformas no alteren el estilo del lugar. El silo bien mantenido conforma la plaza principal y al fondo saliendo al campo visitamos la fuente donde se encontraría originalmente el ara que posteriormente se reutilizó como material de mampostería, y que se halló escondida dentro del altar mayor en la restauración. Buena e ilustrada parada de las inesperadas y que son de las que más nos entusiasman.


El silo


la fuente
Ya en Xunqueira de Ambía fuimos como nos había recomendado nuestro guía de Santa Eufemia en busca de la bibliotecaria para poder visitar su colegiata románica de Santa María. La Colegiata fechada en una inscripción en 1164, y que nos había sorprendido tan positivamente por su monumentalidad y por su buena fachada, portada con arquivoltas y gran rosetón estaba cerrada y la bibliotecaria no nos podía acompañar, porque llegaba una excursión de peregrinos a los que estaba esperando. Cuando ya nos dirigíamos algo defraudados para al menos ver el exterior, nos vino a buscar para que pudiéramos entrar acompañados por un paisano del pueblo que les ayudaba en algunas obrillas. ¡Una bibliotecaria siempre te abre una puerta a la cultura!, como Lelo, nuestra amiga bibliotecaria. Nuestro silencioso acompañante nos guió por el amplio y completo edificio, al que entramos por una puerta lateral de lo que parece un gran compas que da acceso al claustro, una bonita obra en estilo gótico y renacentista de tímpanos calados (S. XV), que está adosado al templo. La imponente iglesia es de planta basilical, de tres naves y tres ábsides, con rosetones y falso triforio con la finalidad de elevar el alzado del edificio. Muchas y variadas obras nos hacían detenernos, entre ellas los magníficos retablos y el púlpito, nuestro nuevo guía, ya no tan callado, nos contó curiosidades de cuando era niño y de las costumbres en la iglesia. El órgano del siglo XVIII ha sido restaurado, dicen que es uno de los mejores de Europa y es el protagonista de un ciclo de música entre agosto y septiembre. 





cámara del movil sin resolución para este magnífico retablo



Antes de llegar a Allariz, aún nos quedaba la parada en la basílica románica de Santa Mariña de Augas Santas, en el que la señora que tenía la llave nos dijo que nos esperaba hasta las 13,00 y ya eran las 12,30. ¡Como cunde el tiempo cuando sales temprano! No fue posible ver el interior, la señora nos dijo que ya era tarde para ella que estaba con la comida y que volviéramos otro día o por la tarde. Por si alguien puede tener más suerte el teléfono es 988442109, y es la casa que está en la calle frente a la iglesia, el nº 56. Teníamos mucho interés porque las características constructivas la asemejan con la de Ambía. Su construcción envuelta en la leyenda lleva el sello templario. http://www.arquivoltas.com/11-Galicia/01-SMAguasantas.htm El exterior es muy bello y tiene un rosetón muy elaborado en la fachada principal y torre del XVIII. En la parte trasera hay otros rosetones en la cabecera de los tres ábsides semicirculares. Detrás de la iglesia se encuentra la fuente de los tres caños, que la leyenda indica que surgieron donde rebotó por tres veces la cabeza de la santa decapitada. El casco histórico es muy bonito y está bien conservado, la comarca fue declarada conjunto histórico artístico en 1963.







Quedaba ir a los lugares del martirio, por lo que nos trasladamos hasta la aldea de Armeá, zona habitada desde antiguo que conserva restos castreños y romanos, que conforman un itinerario señalizado que pasa por los lugares más emblemáticos. El sendero nos deparó la sorpresa de un petroglifo en un lado del camino, a continuación está el yacimiento arqueológico do monte do señoriño, descubierto recientemente, con unas interesantes estructuras excavadas en la roca, y que nos sugerían un posible santuario, recordándonos el de Panoías en Villa Real (Portugal). Más adelante se sitúan los restos del poblado galaico-romano de Atalaia, en el que están trabajando, y donde se podía ver claramente una casa, el perímetro amurallado y una calle. Lo recorrimos entusiasmados, y es que este tipo de visitas nos alimentan, y además desde un claro se veían unas vistas colosales, casi tan colosal como el famoso bolo granítico conocido como Penedo da Moura que está en el camino ya muy cerca de los restos de la Basílica de la Asunción y del Forno de la santa.



puertas para Rafael Palomino

petroglifo en el camino
Yacimiento do Señoriño
Castro da Atalaia


Piocas da Santa
Penedo da Moura
restos de la calzada romana

Asiento de la Santa
La inacabada iglesia templaria de la Asunción tiene su historia y su atmósfera. En ese apartado lugar se encuentran las ruinas del templo inacabado del S. XIII, iniciado por los templarios y abandonado al parecer por la desaparición apresurada de la orden en estas tierras. Lo tremendamente interesante, curioso y donde se concentran las más variadas hipótesis es en la cripta, lugar donde la leyenda sitúa el horno o forno, donde fue quemada la santa. A ella se accede por dos puertas idénticas enfrentadas, es necesario llevar alguna luz para descender a la cripta cubierta con bóveda de cañón apuntada de estilo prerrománico, nosotros no llevábamos la linterna del coche y nos alumbramos con la del movil, pero se veía poco. En ella se distinguen tres espacios que pueden conocer rituales de distintos culto desde hace 2.000 años. Cuando se baja, en el espacio más amplio hay una piscina de piedra que recoge agua de un canal abierto en el muro, del tipo de los ritos de purificación de balnearios castreños, un altar bajo una ventana cubierta de vegetación que impedía que entrara la luz, donde había restos de velas y rituales de misas negras, lápidas con relieves variados y enterramientos medievales. El segundo espacio al que se accede a través del anterior por una pequeña puerta practicada en la famosa Pedra Formosa asociada a la cultura castreña final y sobre la que se comenzó a construir la basílica, y a la que no pasamos porque no teníamos una buena luz y  el suelo tiene distintos desniveles. Esa entrada tiene relieves de animales a los lados y da paso al corredor que lleva al horno, y que sería el tercer espacio. Hay estudios que indican que puede ser uno de los pocos ejemplares de hornos crematorios castreños o espacio sauna de los edificios termales, pero otros apuntan a que puede ser la cámara de un dolmen de falsa cúpula, reutilizado y cubierto con una losa en la que se abre un orificio al exterior a modo de chimenea.










Sin flash sale esta fantasmagórica imagen de la entrada al horno
El lugar es inquietante y al menos yo tenía ganas de subir y alejarme de la sensación opresiva que el lugar me estaba generando. 
Continuamos el itinerario circular abreviado pasando  por los restos de una  calzada romana, la piouca de la santa y donde estuvo el carballo ya desaparecido, todos ellos con aguas permanentes, que para las gentes del lugar son milagrosas para muchas enfermedades. Muy curiosas las marcas en el camino de agujeros o cazoletas asociados a la cultura celta que nos íbamos encontrando, y… nos perdimos, era fácil, muy fácil volver  y estábamos muy cerca Armeá y sin embargo aparecimos en el cruce que llevaba al pueblo de Santa Mariña, así  que para ir a nuestro coche tuvimos que dar un rodeo y pasar por el peto de ánimas al que no pensábamos ir.  Cumplido todo el ritual ya sí que podíamos irnos a Allariz.
Peto de Ánimas
Allariz http://www.allariz.com/turismo/cs/, ese bonito y cuidado pueblo que no tenía nada que ver con lo que es hoy cuando por el año 1989 comenzó a gobernar el Bloque Gallego con Anxo Quintana: un río fétido y contaminado, paro, emigración, etc., y que con una magnífica gestión municipal lo convirtió en municipio modelo que le llevó a ganar el premio europeo de Urbanismo durante su mandato por la rehabilitación que se había llevado a cabo en el pueblo.
Queríamos volver a recorrer sus calles y pasear por el río Arnoia. Nos volvió a entusiasmar, empezando por el alojamiento que reservamos: Hotel Torre Lombarda. Es un encantador Hotel rural, que tiene un largo pasado: de Torre de defensa a casa grande, de ahí a curtiduría y a la actual función, para la que se ha sometido a una excelente rehabilitación por Cesar Portela, reputado arquitecto gallego, que  ha respetado los antiguos usos y restos para encajar una especie de originales módulos que hacen las veces de habitaciones para los huéspedes. Está ituado junto al río, y las vistas sobre él de la habitación fueron un elemento más de satisfacción. La habitación doble con desayuno buffet, muy completo y casero: 73€ 
  http://www.torrelombarda.com/





Muiño Acea da Costa,  desde nuestro cuarto
Recepción con las tinas de los curtidos
Nos recomendaron en recepción el Restaurante-Tapería “Muiño Acea da Costa”al lado del Hotel. El lugar es encantador y bien rehabilitado, la comida riquísima y el vino que nos sirvieron: “Crego e Monaguillo”, un godello de Monterrey, nos pareció exquisito, y por más que lo buscamos para comprar no lo encontramos pero si la dirección de la bodega para poder pedir por Internet, lo que ya comentaremos con nuestro amigo Pepe Colsa y el primo Paco. http://www.cregoemonaguillo.com/CregoeMonaguillo/CeM_ES/es-presenta.html

Era tiempo de descansar y reposar y así lo hicimos.
Tras la reparadora siesta, dimos un largo paseo por el pueblo: Plaza Mayor, Iglesia de Santiago, San Esteban que estaba abierta, Santa Clara, la iglesia de Santa María de Vilanova junto al cementerio, la Fábrica de Vilanova, acogedor y buen restaurante, el puente romano y la ribera del río e incluso por la calle de los Factory, visitando y comprando, como era lógico, en la famosa Casa de licores Zirall, http://www.licoreszirall.es/ donde comprobé que la botella, vacía claro, que guardo en casa es ahora de coleccionista.









Aunque lo estuvimos dudando al final  fuimos hasta Orense para ir a las termas “A Chavasqueira”, junto a las pozas libres en Outariz, a probar las aguas que tan buenas indican que son para la piel y las afecciones reumáticas. El horario es de 9,30 a 23,30, los fines de semana hasta más tarde, y el precio es de 3,80€ la hora y media. Hay que llevar el bañador, chanclas y toalla. Las Termas están bien, con un pequeño recorrido,  y la piel queda lisa y fina, pero como estábamos a gusto en Allariz, y después de las Termas Caracalla de Baden-Baden es difícil la comparación, llegamos a la conclusión de que si estás en Orense vale la pena, pero que a nosotros nos hubiera dado igual no ir, pero… de no haber ido no lo hubiéramos sabido. Al parecer son mejores las termas Outariz, pero los martes cierran. 
Termas públicas en Chavasqueira. En las privadas está prohibido hacer fotos 
 Volvimos un poco tarde para recorrer una Allariz nocturna y con poca gente en las calles, a pesar de las buenas temperaturas, y nos fuimos pronto  a la cama tras unas raciones en el antiguo Casa Fandiño, junto al ábside de la Iglesia de Santiago y de despedirnos de la portada de San Pedro.



Completo el desayuno buffet:  fruta, zumo natural de naranja, embutidos, buen pan de leña y mermelada y bizcocho casero, en la encantadora sala del molino.


 


Vuelta a bajar maletas por las escaleras, pensando si no habrá alguna manera de encajar algún ascensor que no desentone en el conjunto, porque tampoco este alojamiento está preparado para personas con movilidad reducida.

                               

Antes de enfilar para nuestro nuevo destino,  nos desviamos hacia el EcoEspacio “O Rexo”, que se encuentra a unos 2,5 km  por la carretera que traíamos de Xunqueira de Ambía. Este Espacio es un Aula de naturaleza que tiene una intervención escultórica y pictórica de Agustín Ibarrola. Chispeaba cuando llegamos y el tiempo ayudaba a la visión que se obtiene de este lugar, donde la naturaleza y las obras de Ibarrola se aúnan creando bellas imágenes.















          Ya sí que nos íbamos de la Provincia de Orense, pensando en cuándo volver. El camino continúa pero ese estará en la 2ª parte de Viajando a Galicia: Por las rías bajas.